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viernes, 22 de noviembre de 2024
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Banca y academia plantean la urgencia de una estrategia nacional de inclusión financiera

La premisa fue lanzada a partir de los resultados que revela el Índice de Inclusión Financiera, realizado por IPSOS en siete países de la región, y que muestra que en Bolivia persiste el uso de efectivo y canales presenciales.

Un conversatorio online, realizado este miércoles 1 de diciembre, dio lugar a un análisis crítico acerca de cómo va Bolivia en cuanto a la inclusión financiera, a partir de los resultados lanzados en el Índice de Inclusión Financiera (IIF) de Credicorp, un estudio desarrollado por IPSOS para medir el acceso, el uso y la calidad percibida del sistema financiero formal en Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, México, Panamá y Perú. El encuentro fue convocado por la Universidad Tecnológica Privada de Santa Cruz (UTEPSA) con la intención de reunir las opiniones y propuestas de diferentes actores de la sociedad, acerca de un factor clave para reducir la pobreza e impulsar la prosperidad.

Según el Índice de Inclusión Financiera de Credicorp, Bolivia tiene un Índice de Inclusión Financiera de 38.9 sobre 100 puntos, ligeramente por encima del promedio regional. Se ubica en el cuarto lugar en el ranking regional. La dimensión de uso es en la que obtiene la peor evaluación, pues apenas consigue un puntaje de 20.7 sobre 100.

Asimismo, el 40% de los bolivianos asegura que no tiene ningún producto financiero para el ahorro y el 54% de los bolivianos observa, al menos, una barrera para tener productos financieros. Del total de personas que identifican al menos una barrera para acceder a un producto de ahorro, el 44% señala que no le alcanza, el 11% sostiene que gana poco dejando sus ahorros y el 10% asegura que no le interesa.

“Sin duda, urge la implementación de una estrategia nacional de inclusión financiera que coordine los esfuerzos realizados hasta ahora por todos los actores del ecosistema. Todos han hecho sus esfuerzos en temas de educación e inclusión. El Estado debería generar políticas públicas orientadas a los incentivos a la innovación, incentivos a la formalización, trabajar para coadyuvar de mejor manera con el acceso a las comunicaciones, hacer algo más accesible el uso de internet y evitar algunas asimetrías en materia regulatoria”, enfatizó el secretario ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia, Nelson Villalobos, ante la pregunta de la ruta crítica que se debe seguir para incluir a más personas como usuarios del sistema financiero.

Bolivia también tiene una de las evaluaciones más altas (3,23 de 5 puntos) en relación con el promedio regional sobre la amplitud física del sistema financiero, superando el 3,14 del promedio. Así también alcanza 3,19 sobre 5 puntos en la evaluación de la variedad de productos de ahorro y crédito ofrecidos por todo el sistema, frente a un 3,05 del puntaje total.

Sin embargo, de acuerdo con los hallazgos del estudio, los bolivianos no tienen costumbre de usar los canales digitales. Junto con Ecuador, somos uno de los países que más registra transacciones en ventanillas, es decir, en persona, con 2,63 y 2,77 sobre 5 puntos, respectivamente, frente a una media de la región que alcanza a 1,81. No obstante, la emergencia sanitaria motivó a muchas personas a familiarizarse con las plataformas digitales.

Para la experta en finanzas y jefa de la carrera de Ingeniería Comercial de la UTEPSA, Fabiannne Añez, aseveró en consonancia con Villalobos añadió que “uno de los desafíos más importantes dentro de la inclusión financiera es llegar con los servicios financieros a los lugares alejados, al área rural, donde hay personas que inclusive no cuentan con documentos de identidad que les permitan acceder al sistema financiero, lo que se suma a la falta de conocimiento y educación financiera”. “Desde la academia se trabaja en capacitaciones, talleres, cursos y otros, pero se necesita un trabajo coordinado”, indicó.

En representación de CREDICORP, el gerente de relaciones institucionales del Banco de Crédito BCP -subsidiaria del grupo-, Miguel Solís, señaló que para la banca el reto se encuentra en “construir herramientas digitales amigables, estables, intuitivas para evitar confusión en los usuarios. Esto implica erradicar la burocracia, la confusión, la inestabilidad de plataformas y ser un banco muy cercano y amigable. La clave es estar cerca del cliente, escucharlo, estar atento a los mensajes que piden estabilidad, amigabilidad; es co-crear con los clientes las soluciones”.