Sputnik consultó a especialistas de organizaciones de la sociedad civil y del Gobierno de Bolivia, quienes desarrollan en conjunto una propuesta para llevar a la próxima convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la COP 26, a desarrollarse en noviembre en Glasgow, Escocia.
«Como Bolivia, compartimos la visión de que tenemos que hacer el mayor esfuerzo para evitar un aumento de la temperatura en más de 1,5°C», dijo en diálogo con Sputnik Diego Pacheco, jefe de la delegación de Bolivia ante la COP, quien adelantó algunos lineamientos que llevará a la próxima convención.
Según las actuales proyecciones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (PICC), de las Naciones Unidas, hasta fin de siglo la temperatura promedio de la Tierra aumentará 2,5 ºC, para alcanzar los 17,5 ºC. De cumplirse esta previsión, para ese momento gran parte de los ecosistemas del planeta se habrán convertido en desiertos inhabitables para los seres vivos, incluidos los humanos.
Actualmente, las negociaciones climáticas entre los 193 países que integran las Naciones Unidas transcurren en el marco del Acuerdo de París, firmado en 2016. Según este documento, hasta fin de este siglo la temperatura promedio del planeta no debe superar los 16,5º. Pero no está definido con claridad cómo se llegará a este número.
«Creemos que se deben reforzar los instrumentos que tenemos en el marco del Acuerdo de París para que eso suceda», dijo Pacheco.
El jefe de la delegación boliviana indicó que los países muy desarrollados presionan a los países llamados «en desarrollo» para lograr la meta de 1,5 ºC. Lo hacen «en un contexto bastante inconsistente. Primero: tienen la visión nuevamente de reforzar la mitigación de los efectos del cambio climático. Tienen un enfoque muy mitigacionista y eliminan otros elementos, por ejemplo: ¿cómo vamos a alcanzar ese 1,5 ºC?».
Pacheco advirtió que se debe discutir este tema «bajo un enfoque de equidad y responsabilidades comunes pero diferenciadas». Esto quiere decir que los 193 países deben tomar acciones para enfrentar al cambio climático. Pero no se debe perder de vista que algunas naciones, por su nivel de industrialización, emitieron históricamente más toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, comparados con los que no tienen industrias.
Estados Unidos —que recientemente retornó al Acuerdo de París—, China y varias naciones de Europa son quienes más aportaron al calentamiento global. Por ello, al momento de reducir las emisiones, los principales responsables deberían asumir medidas más radicales que los países sin industrialización, de acuerdo con la postura boliviana.
Además de estos temas, en la próxima convención se deberá debatir sobre medidas de adaptación al cambio climático, atención a los daños y pérdidas que causa. Del mismo modo tendría que haber «una discusión genuina sobre el tema del financiamiento», mencionó Pacheco.
Por aquello de las responsabilidades «comunes pero diferenciadas», los planes para enfrentar el cambio climático en los países más empobrecidos del planeta deben contar con financiamiento de los países más ricos, es decir los causantes de la actual crisis del clima global.
Según el Acuerdo de París, hasta 2025 se deberían recaudar 100.000 millones de dólares para enfrentar el calentamiento global: «Hay mucho optimismo en los países desarrollados de que se va a cumplir la meta de los 100 billones al 2025. Sin embargo, sabemos que no vamos a ver esos recursos, porque incluso la deuda de los países en desarrollo está contemplada en la recaudación de los 100 billones». Por ello, «vamos a tener una exclusión en esa dirección», aseguró Pacheco.
La voz de la sociedad civil boliviana
La Plataforma Boliviana Frente al Cambio Climático es una red de organizaciones sociales y de la sociedad civil que aportan a la defensa de la Madre Tierra y al cumplimiento de los derechos de los pueblos indígenas.
Uno de sus responsables, Marcos Nordgren, comentó a Sputnik que desde el año pasado trabajan una propuesta boliviana en conjunto con la Vicepresidencia del Estado Plurinacional, encargada de llevar adelante las negociaciones en la COP 26.
«Hemos hecho una evaluación de los compromisos que Bolivia había asumido nacionalmente [para evitar una escalada de la temperatura]. También hemos construido propuestas ante las urgencias que deberían atenderse, en el marco de estos documentos originales correspondientes al Acuerdo de París», dijo Nordgren.
El Gobierno boliviano está interesado en recibir financiamiento internacional para enfrentar la crisis climática. Pero «nadie te va a dar financiamiento climático si no alineas tus políticas nacionales con los fines del Acuerdo de París», comentó el técnico de la Plataforma.
«Bolivia necesita hacer mucho al respecto, especialmente en lo relacionado al proceso de deforestación que se ha venido profundizando en los últimos años, a causa de un mayor impulso a los sectores de la agroindustria y la ganadería», fundamentalmente en las tierras bajas del oriente.
«Esperamos que esto pueda darse también. Hemos visto algunas señales de que esto es posible», afirmó Nordgren.
Y explicó que la crisis climática ocurre «paralelamente a la crisis de la pandemia y a las consecuencias económicas que ha tenido. Entonces el escenario se complica. Las prioridades se sobreponen de una manera en que no facilitan la construcción de propuestas».
No obstante, «confiamos en que ayudarán a tomar conciencia las señales de urgencia y emergencia que van a apareciendo con más claridad en el mundo, no solamente a partir de los desastres que vemos ocurrir», como inundaciones, incendios y las consecuencias que acarrean.
Nordgren alertó que «los informes más recientes del PICC describen un escenario muchísimo más oscuro, pero también más certero».
Comentó que un estudio presentado en junio de este año indicó que, de acuerdo a los compromisos asumidos por cada país en el Acuerdo de París, el aumento de la temperatura global para 2100 será de 2,5 ºC. Para no superar 1,5 ºC son necesarios mayores esfuerzos.
«No alcanzarían ni siquiera las promesas más recientes hechas por Estados Unidos, que suscribió al Acuerdo de París. Ni siquiera los compromisos de la Unión Europea serían suficientes para cumplir con los objetivos mínimos del acuerdo», graficó el especialista de la Plataforma, integrada por 44 organizaciones bolivianas.
Si la temperatura promedio del planeta aumenta más de 2º C, «existen riesgos de desencadenar procesos naturales que ya quedarán fuera del control humano, que reforzarían el proceso de calentamiento global de manera ya inevitable», dijo Nordgren, quien se formó como cientista ambiental y biólogo en la Universidad de Gotemburgo, en Suecia.
Participación restringida en la convención
Como si el panorama no fuera suficientemente desalentador, se prevé que en la COP 26 a realizarse en la ciudad escocesa de Glasgow habrá una participación muy restringida para las organizaciones sociales y de la sociedad civil. Por motivo de la pandemia de COVID-19, se limitará la participación a tomadores de decisiones de los Gobiernos.
Para Pacheco, «restringir la participación de la población y de la sociedad civil tiene un impacto importante en las deliberaciones». La obligación de realizar la cuarentena al llegar a Escocia aumenta desmedidamente el costo del viaje para quienes provienen de países en desarrollo, lo cual desalentará su llegada.
Además, varios temas ya se están trabajando en mesas reducidas, lo cual «cambia la posibilidad de tener una negociación más abierta, con todos los países, que involucre los aspectos técnicos y políticos a la vez», dijo Pacheco, quien es un antropólogo con maestrías y doctorados en Inglaterra y Estados Unidos.
Consideró que estos factores podrían afectar a la transparencia de las negociaciones.
La propuesta boliviana
«El núcleo central de la propuesta de Bolivia no es nuevo. No olvidemos que Bolivia en 2010 organizó la primera Conferencia Mundial de los Pueblos y Cambio Climático en Tiquipaya, Cochabamba (centro). En 2015 hizo la segunda Conferencia Mundial de los Pueblos y este año, en octubre, vamos a realizar la tercera Conferencia de los Pueblos», adelantó el jefe de la delegación local.
Evaluó que desde 2010 «la posición boliviana ha sido muy coherente, desde el no incremento en más de 1 ºC la temperatura global. Lamentablemente ya estamos en posición de no permitir un incremento mayor de 1,5 ºC».
Bolivia también se opuso a los mercados de carbono, un mecanismo para la reducción de los gases de efecto invernadero (GEI) contemplado en el Protocolo de Kyoto, de 1997, el documento anterior al Acuerdo de París. Representa la monetización de la captura o emisión evitada de una tonelada métrica de dióxido de carbono equivalente (tCO2e). Los créditos de carbono aún se comercializan entre algunos países y empresas.
Los bosques, por ejemplo, se utilizan como herramienta para la captura de carbono. Por ello, al evitar que se talen árboles se obtendrían créditos de carbono. Pero en los gobiernos de Evo Morales (2006-2019) se pensaba que de esta manera los países del hemisferio sur se convertirían en «guardianes de los bosques», que no podrían industrializarse, mientras los países desarrollados seguirían emitiendo CO2 a la atmósfera a cambio de pagar algunos créditos de carbono.
«Encontramos que los mecanismos de mercado no son una solución real y efectiva para enfrentar al cambio climático», dijo Pacheco.
Por la oposición de Bolivia y otros países, estos mecanismos quedaron fuera del Acuerdo de París. Pero la interpretación ambigua de algunos artículos abre la puerta a implementarlos. Para el jefe de la delegación boliviana, será importante participar de la próxima COP para evitar que los países desarrollados avancen en ese sentido.
«La convención de Cambio Climático tiene un enfoque de no mercados, porque se basa en la cooperación y la solidaridad entre países», sostuvo Pacheco.
«Como Bolivia, vemos que la mayoría de los países hacen esfuerzos que no están basados en mercados. Por esto mismo, la convención tiene que desarrollar instrumentos para impulsar esos esfuerzos que se hacen en las Contribuciones Nacionalmente Determinadas», opinó.