Al estilo de Carlos Lampe en la selección boliviana de fútbol, personas que asisten a votar este domingo en las elecciones generales lucen barbijos con la bandera nacional.
“La rojo, amarillo y verde es nuestra, por ella luchamos. Queremos ver a un país libre y tranquilo”, dice un joven quien junto con su amigo hace fila para cumplir con su obligación ciudadana. Ambos lucen la prenda.
“Lo más hermoso que hay es nuestra bandera y por ello la traigo así, soy orgullosa de mi patria”, agrega una joven que está cerca.
Una señora de la tercera edad está también con el barbijo tricolor, pero pide que no se le tome ninguna foto: “Es que me da vergüenza”, es su respuesta.
Al pasar, todos ellos ven a jóvenes jugando a la pelota en las canchas que están repletas, aprovechando la jornada.
Vale la pena
En Alto Obrajes, una parte de las mesas de sufragio está en la Unidad Educativa 6 de junio. En anteriores elecciones a lo máximo que llegaba la fila para ingresar a ese recinto era a una cuadra y media. Este domingo, por las medidas de seguridad, son por lo menos siete a ocho cuadras, incluso más.
“Vengo desde allí arriba, desde el parque Sesao (eso está unas tres manzanas más arriba). Es lejos, pero vale la pena por la seguridad que debemos tener todos. La pandemia no se ha ido”, dice un hombre de unos 55 años que está a punto de ingresar al lugar para emitir su voto.
En la entrada del establecimiento educativo una oficial de Policía da indicaciones y organiza el ingreso de personas de la tercera edad. Cerca de ella, en una mesa improvisada, están las listas de quienes están habilitados para votar.
En vano
Las autoridades electorales desdoblaron los lugares de votación por las medidas de bioseguridad. Pero no tuvieron el cuidado de actualizar esos registros en sus plataformas oficiales.
“Cómo me van a hacer esto. Hice fila de casi dos horas y ahora me dicen que no puedo votar aquí, que tengo que ir a otro lado”, reclama, molesta, una señora.
Si es de “r” para arriba hay que ir al Colegio Gran Bretaña, es la información que proporcionan los encargados cuando uno ya está en la puerta del 6 de Junio. Media vuelta y a comenzar de nuevo.
Los choripanes
Un ciudadano argentino vende alegre sus choripanes a la parrilla, a unos 100 metros del lugar de votación. “Me va muy bien, aquí hay gente comiendo y mirá, tengo una fila larga. Me levanté temprano. Además, uno trabaja donde puede”.
Ahí cerca hay otros puestos de venta. Las vivanderas en su mayoría hicieron caso a las determinaciones de las autoridades. Efectivamente la cantidad de puestos es inferior al de otras ocasiones. Pero el día se ha hecho también para ganar algo de dinero después del terrible confinamiento.
Infaltable lluvia
El sol salió de visita en determinado momento de la mañana. El cielo, sin embargo, poco a poco se fue nublando.
Pasado el mediodía las primeras gotas comenzaron a caer y una fina lluvia se posó sobre las calles.
Nadie se movió de las largas filas. “Nuestro deber es votar”, dice una joven que va acompañada de un perro de raza. Ella tomó los recaudos y se puso el paraguas encima.
La votación sigue. Ya pasó la mitad de jornada y un poco más. Viene la tarde para continuar haciendo patria.