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sábado, 5 de octubre de 2024
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Carne de cerdo, infaltable para recibir el Año Nuevo

Que el Año Nuevo traiga más alegrías que tristezas, más esperanza que desilusiones y sobre todo, más amor que odio.

Es tradición que en varias partes del país, los hogares reciban el Año Nuevo con un plato en base a carne de cerdo. Y no podía ser de otra manera, puesto que los mercados de Bolivia se llenan de personas que buscan la mejor pieza de cerdo para su mesa.

Esta costumbre se debe a la creencia de que comer cerdo atrae la suerte, el dinero, la abundancia y la fertilidad; valores que son deseados en todos los hogares. El cerdo se convierte así en una más de las cábalas para atraer la buena suerte para el año que llega.

El platillo con mayor preferencia es, sin lugar a dudas, el lechón, que se prepara al horno o también a la olla, sazonado de acuerdo al gusto de cada familia, con papas, camote, postre, choclo y una ensalada de lechuga.  Y si el lechón no es del agrado de todos, se puede recurrir al chicharrón, que tiene una preparación más sencilla: se sazona la carne de cerdo, previamente cortada en trozos, y se la pone en el aceite caliente. Para acompañar el plato solo se necesita mote de maíz, chuño y papa.

Ahora, si hay alguien que se encuentra aburrido de comer siempre lo mismo, puede recurrir a la Fritanga, que consta de carne de cerdo cocinado en su jugo junto a ají molido y hierba buena, esencialmente, ya que cada cocinero puede sazonar el jugo con las especias que le plazcan. El platillo se sirve con mote, papa y tunta.

Por último, no se puede dejar de lado al fricasé, que se come al amanecer para quitar la resaca de quienes se quedan a festejar desde las 00.00 horas. Este “levanta muertos” lleva carne de cerdo cocinado en caldo, ají picante, mote, chuño, pero el sabor cambia de acuerdo a los ingredientes “secretos” de cada cocinero.

Los platos y las costumbres de cada familia pueden variar en una y muchas formas, pero lo que no cambia es que cada uno espera para sí mismo y para los demás que el Año Nuevo traiga más alegrías que tristezas, más esperanza que desilusiones y sobre todo, más amor que odio.