En esta época en la que los chaqueos están a la orden del día, los ojos sufren irritación, sequedad y escozor, entre otras molestias oculares, según un especialista ocular, que presenta cinco consejos básicos para cuidar uno de los sentidos más importantes del ser humano.
El smog y el humo de las quemas, e incluso del cigarro, contienen partículas nocivas que provocan que la fina capa de protección de los ojos se deteriore, lo que deriva en sequedad, irritación y enrojecimiento, explica Fernando Álvarez, asesor científico de Droguería Inti.
“Por ello, es muy importante que estos órganos estén bien lubricados y protegidos de los agentes exteriores”, aseveró.
El experto puntualiza que el parpadeo proporciona la humedad que los ojos necesitan. Por ello, a lo largo del día, cada persona realiza esta acción un promedio de 12.000 veces. Sin embargo, cuando hay exposición al humo, los órganos visuales se secan y necesitan otro tipo de lubricantes que contengan hipromelosa y hialuronato, productos farmacéuticos que ayudan a restablecer la calidad de la película lagrimal y prolongan el tiempo de acción humectante en el ojo.
El humo contiene partículas finas de dióxido de nitrógeno que aceleran el endurecimiento de las arterias, irritan los ojos y generan una reacción inflamatoria conjuntival.
“Es como una conjuntivitis, alérgica o tóxica, pero con pocos síntomas y genera irritación, lagrimeo y ojo rojo. Ese tipo de molestias llevan a que la persona, inconscientemente, se toque o frote el párpado con frecuencia, llevando e introduciendo bacterias. Así se dan los cuadros de conjuntivitis infecciosa que, si bien son leves o pasajeros, ocurren”, detalla Álvarez.
¿Cómo aliviar el malestar? El especialista ofrece cinco recomendaciones:
Primero, la limpieza con agua. Inmediatamente después de estar expuestos al humo, el paciente debe lavarse los ojos para aliviar la irritación.
Segundo, el uso de lágrimas artificiales. Estos productos ayudan a humedecer y lubricar los ojos, además de eliminar los agentes extraños o residuos.
Tercero, el enfriamiento de ojos. Para ello se puede guardar el frasco de lágrimas artificiales en el refrigerador, o colocar una compresa fría sobre los ojos cerrados.
Cuarto, el uso de gafas de protección. Estos artefactos evitan que el humo penetre en los ojos cuando la persona está en espacios abiertos. Sin embargo, también es posible usar anteojos de corrección en lugares cerrados.
Quinto, mejorar el aire. Cuando el paciente está en interiores, puede utilizar filtros o humidificadores para reducir los agentes nocivos en los ojos.
“La irritación ocular, el enrojecimiento y el picor son síntomas que suelen desaparecer al cabo de pocos días. Si tras una semana, éstos no desaparecen, es necesario acudir al especialista para que realice una valoración oftalmológica”, recuerda Álvarez.