La Compañía de Jesús ha puesto en funcionamiento un canal de Escucha y Atención a la Víctimas, con el objetivo de recibir denuncias de pederastia relacionadas con jesuitas y ofrecer acompañamiento psicológico y legal a las víctimas, asegurando su bienestar emocional y promoviendo la búsqueda de justicia, así como la prevención de futuros casos. Para ello, ayuda a canalizar sus denuncias ante el Ministerio Público.
Hasta el momento, desde que el canal de Escucha y Atención fuera renovado en mayo, su trabajo se ha traducido en la presentación de dos denuncias de pederastia contra jesuitas ante la Fiscalía: Alfonso Pedrajas y Jorge Vila. Asimismo, ha apoyado en la gestión de otras dos de abuso sexual contra un sacerdote de la diócesis de Tarija, puesto que por ahora es la única instancia de su tipo que opera en la iglesia boliviana y no puede descuidar a las víctimas de personas de otras realidades eclesiales.
Forma de trabajo
La responsable del canal de Escucha y Atención a la Víctimas es la psicóloga Sandra Carvajal, quien recibe y atiende personalmente las llamadas y mensajes remitidos al celular y WhatsApp +591 788 30458, así como al correo: proteccion@jesuitas.org.bo, garantizando la confidencialidad y el anonimato de los denunciantes, si así lo desean.
Carvajal comenta que responde a cada denuncia de manera oportuna, mostrando empatía y brindando el apoyo necesario. “En caso de que los denunciantes proporcionen información de contacto, establecemos una comunicación directa para recopilar detalles adicionales, ofrecerles información sobre recursos disponibles y orientarles sobre los siguientes pasos a seguir”, explica.
“Brindamos apoyo psicológico proporcionando un espacio seguro y confidencial para que las víctimas puedan expresar sus emociones, recibir apoyo emocional y psicológico, y desarrollar estrategias de afrontamiento para superar los efectos traumáticos del abuso, evitando siempre la revictimización”, destaca Sandra Carvajal.
“En los primeros contactos, me enfoqué en establecer un ambiente seguro y confidencial, en el cual las víctimas pudieran expresar sus emociones y relatar sus experiencias sin temor a ser juzgadas. Se realizó una evaluación inicial de sus necesidades emocionales, antecedentes personales y síntomas asociados al trauma, utilizando herramientas como entrevistas estructuradas vía telefónica y escalas de evaluación psicológica”, apunta.
“Se priorizó la validación de las emociones de las víctimas, brindándoles un espacio seguro para expresar su dolor, rabia y tristeza, reconociendo la gravedad del trauma que habían experimentado. Se utilizó técnicas de escucha activa, empatía y contención emocional para fomentar la confianza y fortalecer su autoestima”, comenta.
Formalización de denuncias
La responsable del Canal de Escucha analiza cada contacto recibido y lo clasifica según la materia, la relevancia y gravedad de lo reportado. Aunque ha recibido algunas llamadas que no tienen que ver con el objeto de su trabajo, a las que canaliza donde podrían corresponder, Carvajal se enfoca en aquellas que son propiamente denuncias de abuso y, por tanto, requieren apoyo psicológico y asesoramiento legal para ser presentadas ante el Ministerio Público.
Parte de su tarea es animar a las personas a que cumplan con la formalización de sus denuncias, estableciendo vínculos con el área legal del canal para la elaboración de los memoriales correspondientes, orientándoles y asesorándoles sobre los procedimientos legales a realizar y, finalmente, acompañándolas para asentar la denuncia ante la fiscalía correspondiente.
“Se explicó a las víctimas que el acompañamiento legal sería gratuito y cuando decidieron dar el paso de presentar su denuncia formal ante Fiscalía, se trabajó en la preparación para el proceso legal en coordinación con las abogadas y proporcionando a la víctima información sobre los procedimientos judiciales; posteriormente se les acompañó personalmente a que pudieran asentar su denuncia y se les ayudó a manejar el estrés de esta situación”, dice Carvajal.
¿Y después qué?
Una vez realizado este trámite, Carvajal desarrolla el seguimiento de las víctimas para asegurar que se encuentren estables emocionalmente. “Reconociendo que la superación de los recuerdos revividos del trauma lleva tiempo, establecí un plan de seguimiento individualizado con cada una de las víctimas. Se está brindando un apoyo continuo con la finalidad de que se encuentren estables a nivel emocional para que estos traumas vividos en el pasado no interfieran en sus vidas en la actualidad. Asimismo, promoví la importancia de cuidar su bienestar emocional a largo plazo y los alenté a buscar ayuda adicional si fuera necesario”, informa.
“Es relevante señalar que las víctimas de las denuncias presentadas con nuestro apoyo contra Alfonso Pedrajas y Jorge Vila, ahora se encuentran emocionalmente estables y recibiendo apoyo psicológico continuo para garantizar su estabilidad emocional”, dice Carvajal.
“Estos resultados muestran la importancia de brindar un apoyo integral a las víctimas de pederastia u otro tipo de violencia, tanto a nivel legal como emocional y psicológico”, afirma, subrayando que, de esta manera, la Compañía de Jesús en Bolivia traduce en acciones concretas su voluntad de justicia, solidaridad con las víctimas y colaboración con las autoridades en el esclarecimiento y sanción de casos de pederastia relacionados con jesuitas.
Limitaciones
Finalmente, la responsable del canal de Escucha y Atención a las Víctimas identifica también algunas limitaciones para su trabajo, como “la desconfianza
hacia el sistema de justicia y la reticencia de algunas personas a proporcionar datos exactos y personales para presentar la denuncia”.
“La desconfianza hacia el sistema de justicia por parte de las víctimas es una barrera común que puede dificultar la formalización de las denuncias. Esto puede deberse a diversas razones, como miedo a enfrentar un proceso legal, falta de conocimiento sobre los derechos y recursos disponibles, o la percepción de que el sistema de justicia no brindará una solución satisfactoria. Esta limitación puede dificultar la prosecución legal y la obtención de justicia para las personas afectadas”, comenta Carvajal. “Otras personas sienten preocupación o temor al brindar información personal y precisa al momento de presentar la denuncia. Pueden existir diversas razones para esta reticencia, como miedo a represalias, falta de confianza en la confidencialidad de la información o desconocimiento de los mecanismos de protección disponibles”, refiere, a tiempo de animar a otras víctimas a dejar de callar y hacer que se inicie una investigación de sus casos.