En las últimas horas, el general en servicio pasivo, Tomás Peña y Lillo, salió a la palestra para manifestar que la toma militar de plaza Murillo no fue un «Golpe de Estado», sino más bien una tragicomedia
Peña y Lillo es el principal buscado por los sucesos del 26 de junio, por lo que decidió declararse en la clandestinidad ya que considera que el Gobierno apresó “de forma abusiva al personal militar” atropellando “todo lo que dice la constitución”, ya que no habría habido el debido proceso ni la presunción de inocencia.
“Me vi involucrado debido a una llamada del general Zúñiga el día 26 de junio. (…) Me da una llamada el comandante del ejército y me dice: “Mi general, por favor, quisiera que venga a mi oficina». Yo estaba en reunión y le digo: «es un poco difícil». «Por favor venga con el coronel calderón». (….) Es muy difícil hablar con el comandante del ejército, entonces es una oportunidad porque teníamos varios temas que tratar. De esa manera es que yo voy junto con el señor vicepresidente, nos vamos al comando del ejercito y nos encontramos con un general, Ávila, que es amigo mio, había algunos oficiales más por ahí. Y nos encontramos con el general Zúñiga. De esa manera es que yo llego a la oficina y básicamente de esa manera me involucran a mi en el problema”, explicó Peña y Lillo en la red Bolivisión.
Asimismo, el oficial reveló que el general Zúñiga le llamó para pedirle su apoyo “para defender la democracia” con la toma de la plaza Murillo. Sin embargo, él y otros oficiales decidieron no darle el apoyo ya que consideraron que el pedido de Zúñiga no era oportuno.
“Todo el mundo sabía que el general Zúñiga era muy amigo del presidente. Entonces difícilmente podíamos pensar que él iba a hacer algo en contra. (…) He visto por televisión lo que ustedes han visto, y lógicamente, de acuerdo a nuestra experiencia, nos hemos reido un poco porque parecía un circo. Los generales llegan, el Ministro sale envalentonado y golpea la ventana; en otras circunstancias seguramente si hubiese algo, o si hubiesen querido hacer algo en contra de ellos, ya hubieran desaparecido porque ¿quién va a ir a golpear la puerta frente al personal armado? Le van a dar un culatazo de inmediato. Entonces nosotros pensábamos en una especie de circo. (…) En ese momento nosotros hemos visto que parecía un sainete pero lamentablemente es una tragicomedia porque los resultados han sido en contra de las Fuerzas Armadas, en contra del personal que ha obedecido órdenes», manifestó Peña y Lillo en radio fides.
Por último, el general en retiro aseguró que no fue partícipe y tampoco apoyó las acciones del general Zúñiga y sostuvo que espera que el Gobierno y la Justicia cumplan con el debido proceso y van a suponer su inocencia en caso de iniciar un proceso.
«Jamás he planificado algo, sino que me muestren en qué momento he apoyado. Simplemente he sido llamado para hablar con el comandante. (…) Entonces, si por eso me van a querer tirar 300 años de cárcel o me van a querer humillar olvidándose de mi servicio a la patria, mi lealtad, no lo voy a aceptar en absoluto. Entonces mi situación es esa, yo pido que se respete y que se haga una investigación internacional”, concluyó.