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viernes, 22 de noviembre de 2024
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Enrique García: La inversión extranjera no debe ser puesta bajo un contexto ideológico ni político

Junto a García estuvieron como panelistas Luis Fernando Barbery, presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, Alberto Morales, Presidente de Empresa Minera Manquiri y Santiago Peña, ex Ministro de Hacienda de Paraguay.

La inversión extranjera y la importancia que ésta tiene en el presente y futuro de América Latina no deben ser ideologizadas por ninguna tendencia política determinada, hay que ser pragmáticos y visionarios, dijo Enrique Garcia, ex Presidente de CAF, en el webinar internacional “Inversión extranjera: una oportunidad para el desarrollo”, organizado por los periódicos La Razón de Bolivia y La Nación de Paraguay.

Junto a García estuvieron como panelistas Luis Fernando Barbery, presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, Alberto Morales, Presidente de Empresa Minera Manquiri y Santiago Peña, ex Ministro de Hacienda de Paraguay.

“¿Ustedes saben qué país en el mundo ha utilizado de mejor manera la inversión extranjera, pese a su posición ideológica? La respuesta es China, pero la China que se desarrolló en la época post Mao, porque crearon un paraguas donde ampararon a la inversión extranjera estadounidense y europea, con todo su know how tecnológico y de industrialización. Trajeron inversión de calidad para aprender nuevas prácticas de competitividad, prácticas gerenciales y aperturas de mercado. Hoy, 50 años más tarde, vemos dónde está China”, aseguró.

Por su lado, Carlos Gill, presidente de La Razón, comentó que en la región hay muchas oportunidades para los inversionistas extranjeros, que son aprovechadas en diferentes rubros, de manera individual o en alianza con empresarios locales, arriesgando su capital pero confiando en las economías latinoamericanas.

García también dijo que se debe ser realistas al ver a América Latina que se mueve en términos de permanentes refundaciones y esto hace que los gobernantes empiecen siempre todo de nuevo, sin tomar en cuenta que para construir una economía fortalecida deben caminar sobre lo avanzado, bajo una mirada histórica.

“Lo que recomiendo es mirar hacia adelante, no con el retrovisor; sino con pragmatismo y con una visión de largo plazo. No olvidemos que estamos en un momento económico de cambios fundamentales a nivel mundial, porque hemos entrado de lleno a la cuarta revolución industrial de digitalización”, agregó.

En este contexto, América Latina, no ha avanzado mucho, comentó. En ese sentido, tampoco ha aprovechado los grandes momentos de bonanza que ha tenido para hacer cambios estructurales y adecuarse a la nueva época en la que estamos. “Por ejemplo, a mediados de los años 60, el ingreso per cápita de Latinoamérica era tres veces mayor que el de Corea; hoy la figura es inversamente opuesta”.

Otro indicador es el que determina el Foro Económico Mundial que hoy trabaja el concepto de “Competitividad 4.0”, midiendo las economías de todos los países y que se sustenta en 12 pilares, entre los más importantes: institucionalización, infraestructura, tecnología, educación, salud, tamaño de mercado y seguridad jurídica. La última muestra del año 2019, que analiza las economías de 143 países, muestra solamente a dos países latinos que están entre los primeros 50: Chile y México; pero Bolivia se encuentra en la posición 107 y Paraguay en la 97.

 “Si bien hemos crecido y reducido la pobreza, lamentablemente, los índices que nos ponen ante los ojos del mundo son desfavorables, sobre todo el de la distribución de la riqueza (…) Debemos tener como país una agenda renovada, basada en transformación productiva, que va de ventajas comparativas tradicionales, muy dependientes de materias primas, a ventajas competitivas que signifiquen transformación con tecnología e incursión a otros sectores tomando en cuenta que hay un cambio en la matriz energética con implicaciones serías hacia el futuro”, reflexionó García.

Gill también comentó que la inversión extranjera trae conocimiento, tecnología y principalmente capital. El financiamiento que aportan las inversiones extranjeras libera recursos al Estado, que pueden ser utilizados en otros proyectos que sean netamente de inversión pública.