Hemos sobrellevado un 2020 inenarrable, en el que gracias a los docentes que se esforzaron como nunca multiplicando sus horas de trabajo y al sacrificio de los estudiantes fue posible implementar la virtualidad. El sufrimiento de muchos estudiantes no ha sido cuantificado, hay datos que señalan 30 % de ellos tuvo que abandonar su carrera por no tener acceso a internet o dinero para comprar “megas”.
Los interinatos a todo nivel, limitaron la gestión de autoridades a pesar de su buena voluntad; el esfuerzo más productivo lo realizó el rector Mayori para asegurarnos salarios y aguinaldo. Nada pudo evitar que muchos compañeros umsistas abandonaran este mundo dejando congoja en sus hogares; nuestro Seguro Social Universitario fracasó por su inconsistencia acumulada en un sexenio de mala gestión, con planes de contingencia para el Covid-19 insatisfactorios y estudiantes que fueron abandonados a su surte.
El enorme sufrimiento causado por la pandemia, nos dejó la ilusión de que el 2021 la normalidad se restituiría automáticamente; lo que no ocurrió agregándose el rebrote. Algunas autoridades universitarias anunciaron que retornaríamos a las actividades presenciales, otras afirmaron que la modalidad será semipresencial, pero nada se definió, quedando sin planificar el retorno a las actividades académicas el 2021
Cualquiera fuera la modalidad, lo cierto es que no estamos preparados para el retorno en febrero 2021. No se adecuaron los laboratorios ni gabinetes con normas de bioseguridad, se mantienen los galpones gigantes para clases masivas sin haber preparado aulas para mantener el distanciamiento social, y tampoco se implementó una política académica que promueva la adecuación de los programas académicos para la nueva realidad. En estas circunstancias, si no adoptamos medidas inmediatas nos veremos obligados a improvisar nuevamente, apoyados en la gran capacidad de respuesta que mostraron docentes y estudiantes en la gestión 2020, y eso no es correcto. Lo pertinente es que las autoridades, docentes y estudiantes de todos los niveles elaboren un Plan Integral para el 2021.
De acuerdo a la situación sanitaria, lo aconsejable sería programar el primer semestre con la modalidad virtual; lo que podría modificarse de acuerdo a la evolución del rebrote. Para ese escenario, es imprescindible mejorar la infraestructura digital instalando una plataforma institucional que cubra con alta calidad todas las necesidades, asegurar el acceso a internet gratuito para estudiantes de bajos recursos, mejorar el soporte técnico a los docentes y reprogramar las actividades en cada unidad académica corrigiendo las dificultades que se tuvieron en el 2020, principalmente relacionadas con la sobrecarga de tareas al estudiante y la inseguridad en la evaluación virtual. Finalmente, durante el primer semestre virtual preparar las condiciones de infraestructura y bioseguridad que permitan implementar en el segundo semestre la modalidad semipresencial. La planificación debe contemplar el cambio impredecible de los escenarios a causa del rebrote.