Favio Chávez, director de la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, empezó hace 16 años a enseñar música a niños en situación de vulnerabilidad del entorno de la comunidad. Estaba imposibilitado de facilitar instrumentos musicales a quienes mostraban talento y entonces surgió la idea de fabricarlos con material en desuso.
Luego constituyó un taller para fabricar guitarras, flautas, violoncellos, arpas, entre otros con latas de sardina, mangos de cucharas, llaves, tapas de refresco, etc., escogidos del botadero. Poco después formó la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura que tiene a 60 integrantes y un grupo de 20 visita La Paz. Sus integrantes se turnan para viajar a los países que son invitados.
Los jóvenes artistas, algunos menores de 20 años, se presentaron en Estados Unidos, Japón, en varios países de Europa y de América Latina, y ya suman 51 presentaciones internacionales, entre ellas ahora La Paz.
— ¿Cómo y cuándo surge la iniciativa de formar la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura?
— Hace 16 años surgió la iniciativa, cuando fui a trabajar como técnico ambiental al botadero de Asunción, el más grande de Paraguay. Así, en mis tiempos libres comencé a enseñar música a los niños del entorno de la comunidad y por su puesto la carencia de recursos económicos, la condición social, imposibilitaba tener instrumentos musicales.
Entonces, empezamos a experimentar con material reciclado para elaborar pequeños instrumentos didácticos, muy sencillos, muy rústicos que en este tiempo se han transformado en imitaciones de instrumentos clásicos, formales y de hecho con esos instrumentos hemos ofrecido conciertos por 50 países del mundo.
— ¿Cuál fue el punto de inicio del trabajo que se realizó con los jóvenes?
— Al principio se trataba de darles una alternativa para que hagan un buen uso de su tiempo libre. Hay que entender que la comunidad tiene un contexto social donde hay mucha delincuencia, vicios y situaciones en las que los niños están en riesgo.
Entonces, es darles la oportunidad de usar su tiempo libre a través de la música, que les aporta con disciplina, dedicación y tener una convivencia armónica con la sociedad. Así fueron surgiendo los talentos de los niños.
— ¿Qué piezas interpretan haciendo uso de estos instrumentos elaborados con material reciclable?
— Interpretamos todo tipo de géneros musicales como la música latinoamericana, clásica, contemporánea, pop, de nuestro país y de cada país que visitamos, de hecho, vamos a tocar tres piezas musicales Bolivia con niños de la Chiquitania en uno de nuestros conciertos.
También hemos interpretado música metal, fuimos de gira con el grupo Metálica por varios países de Sudamérica. Entonces, todo este transcurrir nos ha llevado a ampliar el horizonte de los niños en la cultura y en la música.
— ¿Cómo se realiza el proceso de selección de los menores que forman parte de la Orquesta?
— Ellos (los menores) van ganándose un lugar en la Orquesta con su dedicación, talento y persistencia.
Cada año ingresan 450 niños a tratar de aprender música, pero con el tiempo esto se va decantando naturalmente por ciertas condiciones personales, de talento y sociales.
Hay que entender que nosotros no solamente enseñamos música sino abrimos un camino a la inclusión social de los niños que de otra manera estarían expuestos a las drogas, al abuso o delincuencia. Entonces, a veces seleccionamos chicos que tienen una necesidad de contención muy fuerte y pensamos que una experiencia como visitar otro país puede ampliarle la mente para salir del círculo vicioso de la delincuencia.
Tenemos niños desde los seis años y jóvenes que han superado los 20. Hay menores que han crecido con nosotros.
— ¿En general cuantos jóvenes conforman la orquesta?
— La orquesta está conformada por 60 menores, ellos son parte del elenco itinerante de los conciertos. Hace menos de un mes estuvimos en Turquía con 12 jóvenes, después otro grupo de 25 estuvo por Montevideo, Uruguay; y así sucesivamente se van itinerando las oportunidades.
— ¿Cómo es el proceso de fabricación de los instrumentos musicales?
— Tenemos un taller en la comunidad y hay un equipo de personas, no necesariamente son ellos, uno de los integrantes que forma parte de la orquesta que es el lutier (persona encargada de convertir una serie de maderas en un instrumento de cuerda), pero también tenemos personas jóvenes y mayores de la comunidad que también ejercen este rol.
Entonces, tenemos al equipo de “luteria” y los más de 400 menores inscritos participan en ejercitar las música con los instrumentos porque hay que entender que estos no solamente se crean en la construcción física sino se van desarrollando en las manos de los niños porque ellos son quienes se dan cuenta a qué instrumentos les hace falta más afinación.
— ¿Cuántos instrumentos ya fabricaron?
— Nosotros empleamos alrededor de 20 tipos de instrumentos, pero hemos construido más de 500.
— ¿Cuál es la finalidad de esta labor que realizan con la orquesta?
— Yo diría que apuntamos a tres aristas: la primera es la inclusión social a través de la música comunitaria porque esto no es un conservatorio; la segunda es el reciclaje como una opción de implementar concienciación a través del arte, y la importancia, la pertinencia y la urgencia de tener una mirada distinta hacia los residuos; y la tercera es la cultura como una necesidad básica, la cultura es como tener una casa o alimento todos los días.