Un jardín de infancia impidió dar clases a niños pequeños a Sylvain Hélaine, un profesor de 35 años que es considerado el hombre más tatuado de Francia. La decisión se asumió tras la queja de un padre que aseguró que el educador asusta a su hijo; sin embargo, el maestro pidió que se lo juzgue por su rendimiento y no por su aspecto. El caso desató polémica a favor y en contra en el país europeo.
Hélaine, conocido como “Freeky Hoody”, está tatuado de la cabeza a los pies, e incluso lleva tinta en el blanco de los ojos, la lengua, las encías y el paladar. Él dedica todo su dinero y energía a sus tatuajes, y cuenta los días entre las sesiones para “adornar su cuerpo” con un nuevo dibujo, según relató a la cadena de televisión Russia Today (Rusia hoy).
Este hombre de 35 años supo combinar durante 12 años su amor por el arte corporal con la profesión de maestro de escuela. Él daba clases a alumnos prescolares y de primaria en un establecimiento de Palaiseau, un suburbio al sur de París, hasta que los padres de un niño se quejaron porque su hijo tenía pesadillas después de verlo, pese a que no pertenecía a la clase de este educador.
Entonces, la escuela resolvió sacarlo de preescolar y primaria, y cambiarlo a cursos de alumnos mayores a seis años. A Hélaine la decisión le parece “injusta” y “muy triste”, pues aseguró que nunca tuvo problemas con los padres de sus alumnos y que aquellos que presentaron la queja ni siquiera fueron a hablar con él.
“En lugar de escribir cartas a la dirección de la escuela, tal vez hubiera sido mejor venir a hablar conmigo y ver que soy un humano normal. Hubiera preferido ser juzgado por mi trabajo en lugar de por mi apariencia”, expresó Hélaine a la cadena televisiva rusa.
Esta historia generó un debate en Francia. El educador considera que los medios de comunicación lo convirtieron en una especie de “símbolo de la tolerancia”, por lo que cree que su presencia puede ser útil para otros aficionados al tatuaje o para cualquier persona que sea objeto de alguna forma de discriminación.
