La marraqueta, que fue comercializada en la Expocruz y que terminó siendo el producto estrella del mayor evento de negocios del país, será vendida a diario en el quinto y sexto anillo de la ciudad de Santa Cruz. El producto será transportado vía área desde La Paz, informó la Alcaldía paceña.
“Cerré un contrato con una señora que tiene una tienda entre el quinto y sexto anillo, pero que la debe adecuar para la venta del pan de batalla, que tanto ha gustado a la población cruceña y que lo ha demostrado con las grandes filas que hacían cada día, esperando llevarse al menos 20 marraquetas en la Expocruz”, dijo Gery Quispe, panadero que llevó su producto a la Expocruz.
La noche del 16 de septiembre, primer día de la feria, 3.000 marraquetas fueron vendidas en un poco más de una hora; al día siguiente se vendieron 5.000 unidades, luego seis mil y siete mil hasta el pasado jueves 22. En los últimos tres días de la Expocruz cada noche fueron comercializados 14 mil marraquetas.
“Al principio fuimos con miedo llevando 3.000 unidades y fue grande mi sorpresa al ver que la gente empezó a hacer fila y a pedir más y más, hasta el punto que muchos se quedaron sin su marraqueta, lo que me hizo doblar la cantidad para el sábado (17) y lo mismo el domingo (18), y el siguiente domingo (25) se vendieron 14.000 unidades”, explicó Quispe.
El panadero agregó que si la demanda es tan grande como en la Expocruz, se analizará cómo aumentar la producción y el envío de las marraquetas, además de identificar los días de mayor venta entre otros aspectos que supone llevar el producto paceño a tierras cruceñas.
“En cuanto al precio del pan, lo discutiremos en una reunión por zoom porque debemos determinar los costos y también analizar cómo será el pago del transporte aéreo porque la idea es que la marraqueta sea fresca y que llegue en el día”, expresó.
Quispe relató que su familia y abuelos elaboran pan desde el siglo pasado. “Mi familia es panadera, mis abuelos iniciaron con un pequeño horno en la Av. Vásquez, luego se trasladaron a Achachicala a un lugar más amplio, y le enseñaron a mi mamá y a mis tías, luego mi mamá se casó y mi papá aprendió a hacer pan, se independizaron y se compraron una casa más grande en el Plan Autopista, al fondo de Emavías, en la parte de arriba, porque la casa tiene que tener horno y ahora elaboran desde hace más de 15 años, se dedican a hacer 7.000 unidades cada día y los venden en su puesto”.
“Estamos bien organizados, mi papá es el que lidera el grupo de los panaderos con cinco ayudantes; utiliza harina, azúcar, sal, levadura, agua tibia y algunos secretos, preparan la masa para meterla en el horno que se lo calienta media hora antes; la masa necesita media hora para que madure”, concluyó Gery, quien desde sus 15 años ha visto a sus padres preparar este crocante pan.