Finalmente llegó el día. Este domingo 18 de octubre más de siete millones de bolivianos acudiremos a las urnas para elegir a un nuevo gobierno y no lo haremos en un ambiente festivo, como solía ocurrir hace algunos años.
Asistiremos a emitir nuestro voto magullados y con miedo. Magullados por la estela de muerte que dejaron los enfrentamientos de octubre y noviembre de 2019 (35) y, luego, la pandemia del coronavirus (Hasta ayer 8.463).
Magullados por el dolor que significó no poder enterrar como se debe a nuestros muertos, por haber permanecido alejados durante tanto tiempo de nuestros seres queridos, por no haber podido estar al lado de nuestros enfermos, por el aborrecible “distanciamiento social”.
Magullados además porque miles quedaron sin empleo y, por si eso no fuera suficiente, ahora deberán enfrentar una de las peores crisis económicas de los últimos años.
Magullados porque tuvimos que ver a nuestros hijos intentar sacar provecho de cursos a distancia para los que ni los maestros estaban preparados. Magullados porque ni los novios ni los graduados pudieron celebrar con una fiesta, porque nuestros artistas quedaron al borde de la asfixia.
Y, por si eso no bastara, asistiremos a emitir nuestro voto también con miedo. Con miedo a enfermarnos porque, si bien han bajado las cifras de contagio, una jornada de votación implica no solo mayor contacto de lo habitual, sino además con personas que no son de nuestro entorno y que podrían portar el virus.
Lo cierto es que esas personas nos verán con el mismo miedo que nosotros las veremos a ellas, porque lamentablemente nadie tiene un letrero en la frente que diga: “Portador de COVID-19”.
Pero además hay otro motivo de miedo para los bolivianos y es el miedo a que las violentas jornadas de octubre y noviembre de 2019 se repitan. Enfrentamientos en las calles, barricadas de protección, palos, piedras, turbas, gases, balas, heridos, muertos. ¡Horror!
Contra la pandemia queda protegernos y seguir todos los protocolos de seguridad. Eso evitará el contagio.
Pero no hay barbijo que nos proteja contra la violencia que podemos generar nosotros mismos por nuestros desacuerdos. O porque hay actores políticos irresponsables que alientan esta forma de resolver diferencias.
Hoy nos toca elegir en las urnas y seguramente lo haremos con la esperanza de que gane la opción que apoyamos, pero también debemos hacerlo conscientes de que es posible que, al final, la mayoría no esté de acuerdo con nosotros.
Por ello, tenemos que estar conscientes que lo que más importa hoy no es que ganemos nosotros o que gane la fórmula por la que emitimos nuestro voto. Lo que importa hoy es #QueGaneBolivia.