El fallecido Rubén Enrique Poma Rojas, conductor del reconocido programa Jenecherú (“El fuego que nunca se apaga”), le dejó al país un legado “muy grande y fuerte”, aseguró su hijo, César Poma, durante una entrevista.
“El legado que dejó es muy grande, muy fuerte, es toda una vida dedicada a la cultura, dedicada al programa, dedicada a Bolivia (…). Hay toda una historia, una vida, detrás de imágenes”, señaló Poma sobre su padre, este martes en contacto con Bolivia Tv.
Rubén Enrique Poma Rojas falleció a los 77 años la noche del 23 de diciembre en Santa Cruz. Era abogado y comunicador. Y en su programa de Tv “exploraba la cultura y costumbres de Bolivia, principalmente, de las comunidades indígenas”.
El reconocido comunicador padecía problemas de salud. Ya que hace dos años sufrió un accidente cerebrovascular, por lo que estuvo al menos 45 días en terapia intensiva.
Esa situación le dejó secuelas, como una fuerte depresión y la pérdida de su voz. Pero, gracias a la ayuda de un laringófono recuperó el habla, mejoró y empezó a conformar un equipo de trabajo para relanzar el programa Jenecherú.
“Ya tenía ganas de volver a trabajar, ya no estaba postrado en cama, empezó a hablar”, explicó su hijo.
César Poma recuerda a su padre como un profesional dedicado a su trabajo.
“Uno iba con él (Rubén Enrique Poma Rojas), conocía la naturaleza le explicaba el árbol de dónde venía, qué historia tenía, los animales, las huellas (…), era una experiencia impresionante”, dijo.