El jesuita catalán Luis María Roma Pedrosa, conocido como Lucho Roma, confesó ante notario que abusó de cientos de niñas indígenas, mientras estuvo en Charagua, Santa Cruz, entre 1994 y 2005. Los jesuitas investigaron los hechos desde 2019 y se guardaron la información, reveló este domingo el diario español El País.
El cura catalán dejó por escrito sus acciones con toda serie de detalles, vídeos y fotografías.
Las pruebas se descubrieron luego de una investigación, iniciada en marzo de 2019, por parte de la cúpula de orden en Bolivia.
Las evidencias eran tan claras y numerosas que el jesuita firmó ante notario su confesión: “Me dejé llevar, en algunas situaciones, por actos libidinosos, impropios de un religioso, con niñas de ocho a 11 años”, confesó Roma, revela el medio español.
En su confesión, agrega que “nunca fue mi intención hacer daño a ninguna de las niñas y en los momentos que se dieron estas conductas fue por una fuerza mayor que yo no podía controlar. Reconozco la falta grave cometida, pido perdón por el daño que hubiera podido ocasionar a las niñas y al haber defraudado la confianza de las mamás”.
Los abusos fueron cometidos entre 1998 y 2002, admite el propio cura Roma. En sus últimos años Roma estuvo postrado en una silla de ruedas. Sin embargo, no se descarta que Roma hubiera cometido otros abusos en su carrera de 66 años como sacerdote, muchos de los cuales estuvo a cargo de menores de edad. El cura fue profesor en el colegio San Calixto en La Paz, escuela San Clemente en Potosí y director del Hogar de Menores de Tacata, Cochabamba.
De hecho, los investigadores citados por El País señalan que el cura viajaba a los Yungas para visitar la comunidad de Trinidad Pampa y que agredió sexualmente a decenas de niñas allí también.
Roma escribió durante su estancia como misionero en Charagua, en el Chaco, entre 1994 y 2005, fotografió, filmó y abusó de más de un centenar de niñas, la mayoría indígenas guaraníes.
“Podía tocarla donde sea. Realmente la devoré casi con la boca. Mi mano en sus piernas y bien arriba. Ella insistía en que quería galletas. Subimos y le hice casi unas 20 fotos. En la cama, sentada, parada, arriba, abajo, todo”.
La investigación, que comenzó en marzo de 2019, por encargo de la cúpula de la orden en Bolivia, que duró seis meses, dijo El País en su edición de este domingo. El diario hace notar que los jesuitas no informaron a las autoridades bolivianas de sus hallazgos ni indemnizaron a las víctimas.
Este es el segundo diario de un pederasta jesuita que sale a la luz en Bolivia. El 30 de abril de 2023, el periódico El País publicó una investigación sobre las confesiones del jesuita pederasta Alfonso Pedrajas quien cometió abusos contra más de 85 niños y adolescentes, en un colegio en Cochabamba, que también eran de conocimiento de los jerarcas de la orden y fueron encubiertos.
El caso conmocionó a la sociedad boliviana y de España, y dio paso a que otras víctimas se animen a denunciar a más religiosos jesuitas.
El exjesuita Pedro Lima, denunció también que los sacerdotes españoles Luis Tó quien fue enviado a Bolivia tras ser condenado por pederastia en España y Antonio Gausste Capdevila, alias Tuco cometieron abusos.
Asimismo, se refirió también al caso de Lucho Roma, quien además de abusar sexualmente a los niños entre 7 y 12 años, producía pornografía infantil.
El caso llegó a la comisión de gestión contra el abuso de menores de la Compañía de Jesús, sin embargo, los jesuitas acallaron el proceso.
El caso fue remitido al Vaticano donde quedó en el olvido junto a muchos otros. Roma murió como un jesuita honorable.
En 2002, Lima denunció al provincial de los jesuitas, Ramón Alaix, de los abusos cometidos por los religiosos. En respuesta, Alaix envió una carta a Lima en la que le oficializaba su salida de la congregación.