Estoy convencido de que las elecciones hoy se juegan en las redes sociales. Casi todos los candidatos, -y me refiero a hombres y mujeres, no comulgo con el falaz argumento de “lenguaje inclusivo”- se han metido a Tik Tok para cautivar al votante joven. Bailes, coreografías y doblajes de humor ruegan por la atención de los cibernautas.
Más allá de evaluar la pertinencia de estas decisiones mediáticas, quiero primero considerar cómo nos miran los candidatos. ¿En verdad creen que por un movimiento sensual de caderas o un pasito pegajoso mi intención de voto cambiará radicalmente a su favor?
La infaltable guerra sucia también está presente. Ahora en forma de memes, montajes y fake news que se pueden viralizar y convencer a más de un incauto sobre su veracidad.
Lo poco visible son las propuestas, argumentos económicos y políticas sostenibles para el desarrollo de los territorios a los cuales postulan. Y esto tiene una explicación simple: la exposición de un proyecto requiere un análisis profundo que no puede ser detallado en un minuto, por lo cual resulta “aburrido” para la gran mayoría de usuarios de redes sociales que están acostumbrados a la inmediatez y contenido de fácil digestión.
Una vez más iremos a las urnas con un sistema democrático que alberga una alta cantidad de electores desinformados, poco analíticos y sin memoria histórica. En otras palabras, un festín para la calidad de políticos que tenemos, estos mismos que no demuestran una superioridad intelectual al promedio del resto como para avalar su trabajo al frente de un alcaldía o gobernación.
Para ponerle la cereza al pastel, nuevamente entramos a elecciones en las cuales el voto útil también favorecerá a ciertos candidatos que no están a la altura, pero son la única opción para ganarle al centralismo. Lo bueno –si podemos hallar algo-, según las encuestas, es que estas elecciones le darán un cierto equilibrio al poder político a nivel nacional.
Lea, revise programas y haga su mejor esfuerzo por darle ese voto tan preciado al que realmente lo merezca, esa pequeña esencia de la democracia sigue siendo lo mejorcito del sistema.
Luis Trino Lopera *es comunicador y académico