En mayo se cumplen 10 años desde que, en el distrito 14 de Santa Cruz de la Sierra, se vive una crisis de avasallamientos que afecta tanto a la comunidad local como a la estabilidad social y legal del municipio. Vecinos y propietarios legales han sido víctimas de despojos violentos y extorsiones, llevados a cabo por grupos organizados que, bajo el pretexto de ser parte del pueblo guaraní, se han dedicado a tomar terrenos y viviendas para luego comercializarlas ilegalmente.
Una vez más, los vecinos del distrito 14 han reportado la presencia de grupos armados que utilizan la fuerza para desalojar a los propietarios legítimos de sus terrenos, aprovechan la ausencia temporal de los dueños para ingresar no solo a lotes si no a viviendas ya construidas con inversión de los propietarios. “Para obtener este terrenito yo desde años atrás tuve que trabajar… cuando volví, esas personas me dijeron que ya no era dueño de mi casa… me pidieron cuatro mil dólares para no sacarme a la fuerza… fui a la policía y no hicieron nada…”, afirmó uno de los afectados.
Estos grupos, no presentan títulos de propiedad válidos y utilizan documentos falsificados para justificar sus acciones, otorgan certificaciones falsas a cualquier persona como si fueran comunarios indígenas y usan la violencia y la intimidación como herramientas principales, creando un ambiente de miedo entre los residentes.
“Lamentablemente nosotros los vecinos de acá de la zona del Quior estamos sufriendo avasallamiento de parte de gente inescrupulosa… van despojando a quienes adquirimos nuestros lotes de forma legal… hace un tiempo atrás entraron con machetes, petardos, con palos con punta de lanza, con ondas y con todo lo que pudieron atacaron a los propietarios…” menciona una vecina de un barrio del distrito 14.
Los testimonios de los vecinos revelan un patrón de conducta violenta y organizada por parte de los avasalladores, ya que armados con machetes, palos y otros objetos, irrumpen en las propiedades, agreden a los dueños y exigen pagos extorsivos para permitirles quedarse en sus propios terrenos. En caso de que no paguen, los avasalladores re-venden las propiedades: “Han ido apoderándose de cada lote… y consecuentemente de todo eso han hecho una reventa a terceras personas… pese a que presenté mis documentos, me agredieron físicamente a mí y a mi familia. Me pidieron mil dólares para no molestarme más…”
En muchos casos, los propietarios han sido obligados a abandonar sus casas y terrenos, perdiendo así años de esfuerzo y ahorro invertidos en su adquisición y construcción, ya que, a pesar de las numerosas denuncias y la gravedad de la situación, las autoridades locales muestran una notable inacción, así mismo, la policía no ha brindado suficiente apoyo a las víctimas y los fiscales no aceptan las denuncias, lo que permite que los avasalladores actúen con impunidad.
Los vecinos que continúan viviendo en el barrio, se sienten abandonados y desprotegidos, lo que ha llevado a muchos a considerar la venta de sus terrenos a precios muy por debajo de su valor real para escapar de esta situación de constante amenazas. “Es una pena que las autoridades no tomen cartas en el asunto… sufrimos el ataque de avasalladores… nos amedrentan con machetes, con palos o con lo que tengan… es una impotencia que nuestras autoridades no actúen…”, se lamentó un vecino de la zona.