El técnico no planificó ningún amistoso en La Paz. De hecho, apenas llegó unas cuantas veces a la ciudad, para asegurar que estaba trabajando y hacía seguimiento. Le creímos. Hubo equívoco total en el planteamiento y elección de jugadores. No había alternativas para contrarrestar la superioridad argentina.
Daba la impresión de que nuestros futbolistas eran novatos.
Los que se quejan de la altura no la sintieron en ningún momento. Jugaron a placer y atacaban cuando les apetecía. Para suerte de Bolivia sólo fueron tres goles.
Todo ello es resultado, además del entrenador, de una pésima planificación de la dirigencia, que sólo piensa en los réditos económicos y olvidan el honor deportivo. Por eso también les gusta anular campeonatos, contratar a aprendices de técnicos de selección e intentan vender derechos de partidos que no los pueden ver los verdaderos hinchas.
A pesar de todo hubo apoyo de la hinchada y se transformó en decepción por una ‘Verde’ que hace tiempo luce percudida.
Marco Fernández Ríos,
es periodista
