La Phasa es una arcilla constituida por silicato, en la medicina tradicional, es considerada un antiséptico y microbicida contra la acidez excesiva, su consumo fue conocido en continentes como África, Europa y América desde los siglos XVI y XVII; su uso fue reflejado en la literatura y la pintura española de la época, señala un boletín del Ministerio de Salud y Deportes.
“Tiene alcalinidad o alcalosis, regulariza el PH sanguíneo, es un antiséptico y microbicida contra la acidez excesiva, fermentación y descomposición de los restos alimenticios en la boca, eliminando la proliferación de microbios causantes de la caries dental, úlceras gastroduodenales”, señala el documento.
Su uso también es externo, se aplica en las llagas o heridas, en los edemas varicosos, como reumáticos, también utilizado para bajar la fiebre.
Este mineral denominado culturalmente como “Phasa” fue investigado por los cronistas españoles; más tarde por los médicos científicos occidentales, biólogos y también por el “Centro Nacional de Investigación Científica de Francia” (CNRS), además del “Instituto Weizmann de Ciencias de Israel”, donde observaron su variedad en distintos colores: rojiza, negruzca, amarillo verduzco, blanca, plomiza, así como en distintos territorios.
La Phasa incluso evitaría muchas intervenciones quirúrgicas en la medicina, como las mutilaciones de órganos de la anatomía humana, según las investigaciones realizadas por la (CNRS).
Actualmente, los principales departamentos que proveen la Phasa en Bolivia son Oruro y La Paz; se comercializa en los mercados y tiendas de medicina tradicional.
El modo de preparar la Phasa es dejar remojar un pedazo de terrón en un recipiente con agua hervida fría, luego se remueve con una cuchara, después se deja asentar el sedimento unos diez minutos, quedará agua clara poco espesa, como leche. Se toma una copita en ayunas o antes de acostarse, o bien se come con papa cocida, tibia con cáscara, de uso interno.
Para uso externo se prepara una pasta con agua de llantén o con agua de malva para sanar heridas y llagas rebeldes.