El famoso comediante británico Rowan Atkinson, hablo hace poco sobre su trabajo como comediante y dio su opinión sobre la cultura de la cancelación, un fenómeno que ha estado apuntando a varias figuras públicas que han sido blanco de críticas por opiniones personales, maneras de actuar o incluso algún chiste que fue “demasiado lejos”.
En este sentido, el actor que le dio vida a Mr Bean manifestó, en una entrevista con The Irish Times, su desaprobación a este movimiento que ha hecho que lo cómico tenga que convertirse en algo meticuloso.
“Me parece que el trabajo de la comedia es ofender, o tener el potencial de ofender, y no se puede vaciar de ese potencial. Todo chiste tiene una víctima. Esa es la definición de un chiste. Se hace que alguien, algo o una idea quede en ridículo”, aseguró.
Para Atkinson, que ha dedicado toda su carrera a convertirse en su propio chiste, el comediante debe verse a sí mismo en personajes que hacen el ridículo para entretener. Sin embargo, aclara, con su crítica no pretende referirse a la burla deliberada, sino a la búsqueda de temas sobre los cuales poder reírse en determinados momentos y dirigidos a personas en específico. “No todos los chistes son para todos”, aclaró.
“Creo que hay que ser muy, muy cuidadoso a la hora de decir sobre qué se pueden hacer chistes (…) ¿Qué pasa si hay alguien extremadamente engreído, arrogante, agresivo, satisfecho de sí mismo, que resulta estar por debajo en la sociedad? No todos están en los parlamentos o en las monarquías. Hay mucha gente extremadamente engreída y satisfecha de sí misma en lo que se consideraría la parte inferior de la sociedad, que también merece que la suban. En una sociedad libre de verdad, debería estar permitido hacer bromas sobre absolutamente todo”, dijo Atkinson.
La opinión del actor se suma a las quejas de otros cómicos, como John Cleese y Kevin Hart, quienes también han hablado de su labor y cómo han sido “cancelados” por personas que se ofenden por sus speech o chistes en vivo.
En la última década ha habido un incremento en las formas de juzgar utilizadas por las redes sociales, plataformas, cuyo anonimato, les da una barrera protectora a quienes buscan minuciosamente hasta los mínimos detalles de algún escándalo, para impulsar la cancelación en redes, solo por escuchar un opinión diferente a la visión propia. Y esto deja poco espacio para que los comediantes desarrollen su trabajo, guiándolos a una posible extinción.
